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miércoles, 15 de mayo de 2013

CARRIE Y EL CHINO QUE TRABAJABA PARA APPLE

¡Vaya! Tendrás que aparecer por aquí alguna vez, Eva. Estoy mutando en una especie de Carrie Bradshaw con tatuajes, y ya te lo he dicho: se nos ha ido de las manos.
Lo de la difusión en la radio de la Patagonia no lo esperábamos. Yo, a modo de tributo no paro de escuchar a Calamaro, me parece uno de sus mejores poetas: he contactado con un activista, de los de verdad, de los que pelean con la palabra. Creía que se habían extinguido. Recuperé la fe la semana pasada.

Empiezo a ver los frutos del esfuerzo que creía inútil.
Compartiéndolo todo contigo reina de Mi Reino: tengo una entrevista la semana que viene para una revista digital. Por la audiencia que han tenido nuestras cartas. Viento en popa.
Acabaré escribiendo un mensaje al monstruo para agradecer el cautiverio después de todo: voló la pájara y no sabes cómo. Paradojas vitales: me chiflan.
Psicología del cambio. De la felicidad. No hay más que seguir sus doctrinas. Parece fácil.
Comunicarte que este blog tendrá una vida breve. Nos tenemos que poner a otros menesteres. Si me pides un tiempo de vida no le daría más de dos meses. Pero no adelantemos acontecimientos.


He descubierto hoy con gran asombro que todas las páginas de internet están copiando a la de Zuckerberg (Bill Gates creó escuela): estaba esta mañana bajando apuntes de una web, y de repente un tal Rompebragas en un chat, preguntaba si yo 1.70, 38 y 95 ... ¿¿?? ¿¿??. Sin respuesta.
Vuelve a preguntar ansiosamente: ¿90? He respondido que esperaba se estuviera yendo a la mierda mientras leía mi respuesta. Que por 95/90 entiendo de cocientes intelectuales. De nada más.
Redes de contactos desesperados por encontrar un poco de contacto virtual. Se está perdiendo todo lo dieciochesco, pero no me pondré dramática. Te escribo para contarte otra cosa:


Román se ha comunicado de forma sutil en los últimos días. Un "Me gusta" en FB, ha sido su última osadía.
Le envié un mensaje directo, claro y conciso: ¡¡¡Cuánto tiempo!!!¡¡¡Cuéntame cómo es la paternidad con unas cañas!!!

Directa a la yugular. Una ya no está para tonterías. No te he hablado mucho de él, porque pertenece al universo de Azul y ahí no existía nadie más.
Román fue mi compañero de trabajo.
Teníamos mucha complicidad. Teníamos algo intangible que se palpaba a leguas. Los ojos de Román y los míos no paraban de hablar, de reir, de flirtear, con las palabras decíamos cosas triviales.
... Teníamos también pareja. Y el pacto con la fidelidad que se adquiere desde la adolescencia a los veintipocos. Luego la vida se descojona de uno.
Jamás gozó conmigo de un momento extralaboral más allá del cigarrillo típico de una tarde de trabajo insoportable. No se le veía socializarse en ninguna quedada después del trabajo.
La novia de Román comenzó a trabajar en la empresa a los pocos meses. Su cambio de actitud conmigo, radical. Román ponía cara de culpa y de pena, de represión y de abstinencia. Como si me debiera algo.
Duró la tontería lo que duraban los contratos en esa empresa. Medio año.
No volví a saber de él. Envié la solicitud correspondiente cuando me lo encontré de bruces por la social media.
Hasta el otro día:

Yo sigo con la leyenda japonesa del hilo rojo. De la que no te he dado muchas pistas:
Este jueves tirando del hilo rojo que tengo en el meñique (unido al meñique de Román) acortaré distancia y retomaré el asunto tal y como lo dejé hace unos años. Porque merece la pena. Porque estoy curada compañera.
Intuyo que mi amigo reencontrado no comparte colchón con nadie. Ha dicho que tiene ganas de verme. Y mucho que contar (es decir, hablará de otra mientras pongo las orejas en modo off, y cara de Barbie Embelesada). Es un momento de descreimiento idóneo para que aparezca cualquiera. No hay miedo.

Sin expectativas, como últimamente, aunque parece que menos que él (espero que no entienda por cañas, enamoramiento-son términos que se confunden-). Sin expectativas, que no sin sueños pese a que mis pies se aferran al camino como si calzase botas imantadas y éste fuese de puro hierro.
Disfrutando, forma verbal que vuelvo a abrazar en mi nueva trayectoria. Forma verbal que adoro.
Pasaré un jueves normalito con Román y luego adulteraré mis recuerdos con emociones y te contaré que he tenido un jueves de película.
¿A quién quiero engañar? Román estará bastante desmejorado. No habrá superado la ruptura con la chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina para rociar a las que hablaban con su ex. Insultante el atrevimiento que permitimos a la posesión. No parará de contarme anécdotas en las que estaba ella, por cortesía omitirá que ella estaba. Yo contaré qué ha pasado todo este tiempo omitiendo los duelos amorosos al igual que mi ex compañero de trabajo, maquillando estos años con los mismos productos que él y esa noche ambos nos iremos a casa pensando de una manera práctica.
Román: -Mi ex tiene más tetas. Es más simple, más llevadera. Y... habla menos. ¡No calla esta tía!.
Yo misma: -El de Segovia tiene una conversación de summa cum laude. Dos horas hemos estado...hablando de nada. De sus cosas, de sus necesidades, tengo un problema regalando escucha a diestro y siniestro. Y yo ¿qué?.Esto último si el día está nublado. En días soleados los niveles de autocompasión bajan.
Dado que he eliminado toda forma de contacto con Segovia, escribiré otra entrada en el blog: cualquier chorrada que tenga que ver con las relaciones humanas. Y el amor. Y la vida. Y redactaré un cuento grandioso con final feliz porque el de la vida real no me gusta... Y seguiré pensando que después de la conversación con el segoviano, no hay nada en la vida que me ofrezca el mismo color, el mismo brillo. Veré al resto de los hombres como seres grises, aburridos, por culpa de mi obsesión arraigada en su dominio de la palabra, enraizada en su cráneo privilegiado.
Se lo compraría para ir maquetando mi página web, para pensar en la mejor de las opciones académicas en este momento. Para pensar y pulsar suprimir sentimiento con la misma rapidez que él. ¿Esto es amor o admiración neuronal? Lo dicho, estoy curada.
Mi modesto cerebelo mi niña sólo se puede concentrar en Hawai y en el chino que trabajaba para Apple.
...Y el Surf...




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