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martes, 17 de septiembre de 2013

MI PRIMER DÍA


Acoplo las piernas en un pupitre (o sobra de una cosa o falta de la otra), lejos de la pizarra y no puedo apartar la mirada del sitio vacío.
¡¡Nadie falta el primer día!!
Mi amiga no está y no levanta la mano al ser nombrada. 
No hay que ser muy listo. Algo pasa.

Matemáticas. Estadística concretamente. Dada mi tendencia a la pasión por lo "anormal" lo haremos a lo C.S.I. sin pelirrojos usurpadores ni sangre. Ahí va en cifras la situación actual:

Una de cada cuatro personas a lo largo de su vida padece alguna enfermedad mental.
El 12% de los trastornos neuropsiquiátricos se deben únicamente a la depresión.
Se espera que en 2020 la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado.
Según la Asociación Mundial de Psiquiatría el 83% de la población general desconoce qué es la esquizofrenia.
En muchos países europeos, las enfermedades mentales son la causa del 45-55% del absentismo laboral.


Somos 22 en el aula. Haz tú la repartición.



Y aquí, querida mía, los catalanes enfadados porque no les dejamos que se vayan de casa, y la gente sigue preocupada por la crisis-estafa y lo de siempre, lo que los medios quieran, en el momento que lo deseen.

Paso de inhalar el olor putrefacto de este brocal lleno de mierda que hoy me regala la vida (como todo ser bondadoso, soy gilipollas y ofrezco el enlace para los que nos leen provenientes de la LOGSE).

Accedo a internet en la Biblioteca de Holexas a la velocidad del wifi angoleño con todos mis respetos; No tengo normalmente acceso a la red. Paso del teléfono móvil y en un proceso de hacerle el mayor de los calvos al Capitalismo me hallo apoltronada en la más absoluta tranquilidad. En este caos de mundo, de país...

Mi histriónica y alocada última aventura me condujo directamente al hospital. Decían los profesionales que sería para un mes. Fueron quince días...

Soy feliz. La sobredosis de asfalto pedía volver con los Amish, amiga. Y la convalecencia ha de tener la única calificación de dulce. 
Hacer tirabuzones con las bombas que los menonitas tiran me enloquece. Nos divierte el juego a las dos desde pequeñas, en nuestra casita en el árbol.


Leelah y yo tiramos tanto del hilo rojo que ahora nos vemos a menudo. Cuenta que su H se hizo Hidra y relaja verla así: salvo Hannah que es mi hermana pequeña, nadie me ha despertado casi nunca esa necesidad tonta que a veces tengo de brindar protección (sabemos que más bien arisca, despegada). Leelah sí. Desde que es pelirroja... Y más alta que yo...


Se me olvida decir que en Holexas debes siempre decir qué eres: soy lectora (es la etiqueta que ahora me pongo si tengo que elegir). 
No sé si vienes ya para Holexas o sigues en Santander:
Mi memoria decide pasear por el Sardinero inevitablemente.
Deseo abrazarte. No encuentro tu calor en nadie (sólo los ojos de Goyo de vez en cuando me dan un descanso similar a los tuyos).

Las mareas y las lunas del verano me trajeron el esperado encuentro con Azul que muero por contarte en persona.  
Alguna marca en la piel. Algún que otro desencuentro más, un mensaje recibido de algún recuerdo erótico-etílico a horas intempestivas... Estoy esperando ansiosamente tu llegada.


Suena el timbre, dejo de soñar, ahora tenemos Lengua. Y la nuestra es muy larga y angelicalmente viperina.
¡¡¡Ven pronto!!!





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