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domingo, 3 de noviembre de 2013

MI PASAJE DE INVIERNO

Invierto mucha energía en montar mi nueva vida. Aunque no hay día, hermana, que no te tenga en mente, es difícil encontrar tiempo para asomarme a nuestro fogón. Más difícil aún encontrar las palabras adecuadas para describirte el estado en el que me encuentro. De filosofía hablaremos en otro momento. O acaso nunca dejamos de hablar en ese plano...

El regalo más bonito que mi Lobita me ha hecho jamás llegó hace algo más de un mes en forma de presentación de libro de poemas. No conocía a Basilio, y Basilio me ha devuelto el amor por la poesía, por la creación, por las musas y la soledad de la mente del escritor.

Aumenta el regionalismo, el amor por lo autóctono a medida que van pasando los días. Y le agradezco a la vida este momento.
Basilio Sánchez , el poeta, me devolvió el apetito por la escritura, por la prosa, la poética y "la otra" (que es una golfa que me quiere y me utiliza, que a veces viene a mí como él de madrugada, y al abrir los ojos en la mañana descubro que ya no está, y más me engancha). 
En esas dos horas, mi desconfianza se esfumó.
Ha sido uno de los momentos más importantes y mágicos de este año sin duda, y sin duda alguna por la compañía del momento.
Y Basilio, y la poesía, y el amor por mis raíces son todo uno.
He renegado de mis orígenes porque creo que así venía de serie ( improntas a parte), y ese "mirar hacia otro lado" ahora me arropa con afable indulgencia. Retomo los viejos caminos con esta nueva pasión por lo que siempre ha sido mío, lo que estaba a la altura de mis ojos y que nunca quise observar bien.




Sintetizo tanto mis comunicaciones;) que obvio lo relevante: este verano en forma de revelación jesucrística se cruzó en mi vida un alma buena que desde entonces no ha dejado de compartir pensamientos y conversaciones conmigo. De Platón p´arriba... 

Desde la última charla, mi camino se ha ido construyendo sin que día a día haya advertido nada, y de repente, QUERIDA MÍA, me encuentro donde quiero estar, con la consiguiente sensación de bienestar que esto trae. Suena epifánico, soy consciente. 
Conscientemente feliz con mi nueva andadura.


Ya no comulgo con filisteos, vulgares o insensibles. Cambio conceptos y reinvento su definición en un Wonderland que cada vez me parece más posible.






Errabundos en nuestras confidencias,
partidarios aún de la palabra
capaz de acompasarse con la vida,
convencidos de nada, reincidentes
en la melancolía, esperanzados
en la desesperanza,
seguimos ocultándonos para temblar a solas.

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