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miércoles, 29 de mayo de 2013

INGENUIDAD, DIVINO TESORO

El viernes voy a Barcelona. Un par de días. Trabajo. Tampoco te podré ver esta vez.  Quizá no sea buena idea detallar aquí un listado de mis ubicaciones. Sube el número de detractores ya lo sabes. Algún periodista alarmado, ex amante u odiante deseará que ese avión se estrelle conmigo dentro. Ya sabes: mi primer avión, ¡chispas! Confieso que estoy nerviosa, y que me gustaría hacer trampa, pero no me enteraré del contenido de las reuniones de Marketing de Afiliados entonces, así que no es opción. Haría un Alascazo en toda regla (sí, tú sabes que me invento palabras- es mi idiolecto, ¡faltaría más!, como JuanRa): si lee esto el que duerme con El Quijote al lado, lo calificaría de litebasura, pero su crítica mordaz me resbala bastante.
Recuerda el veterano, Vietnam, la guerra... La Ortotipografía me la paso por el forro porque tengo hada madrina. Que se dedica a eso además. ¡Tendrás que traducir todo!
(Reléase de nuevo http://mireinoportublog.blogspot.com.es/2013/05/dos-rombos.html ); insisto, sin pretensiones, de ningún tipo. Sería peor estar en la calle robando, o increpar a mis allegados porque soy una mala bicha con Korsakoff por ejemplo... o ir de cultureta con gafas. Las dos sabemos que de lo que tengo pinta es de Rock Star,jajaja,... y la voz la perdí cuando empecé a abrazar el tabaco. Asumido desde los 21. Me quedé en Lady Madrid.

Barcelona te decía. Hasta allí en avión. Otro miedo a vencer. Por esta pasión hago lo que sea.

Por eso el viernes no podré ver a Tiago. El mejor de los amigos cuando inicié mi aventura en Madrid. El mejor de los amigos casi, haciendo balance general. Juntos, salvándonos el culo, viviendo batallitas en los tiempos precrisis, riéndonos de todo en el fondo, como tú y yo ahora.
Sabes que tengo dos conversaciones pendientes en esta vida: una con Azul que jamás se materializará y otra con Tiago.
Una de mis rumias mentales aclarada, expulsada de mi lavadora de ideas: el diálogo se produjo ayer. Amiga: ya puedo medio morir en paz.
Con la mayor de las tranquilidades y un inmenso afecto al recordar nuestro pasado, estuvimos removiendo emociones y sentimientos toda la tarde. Qué elegante fue, Eva. Qué directo. Qué tranquilidad después de leer que no me porté mal que nunca dí nada a entender y que siempre fui transparente con eso.
Cuánto le agradezco. Sabemos el efecto que escuchar su verdad tendrá en mi.

Andaba yo mezclando cartas de Azul y Ginebra y le eché de un manotazo de mi vida cuando torció la cosa a drede para que me diera cuenta de algo.
Desde ese momento me he puesto en su lugar una y mil veces. Lo que tengo claro después de calzar sus Nike, es que he notado que no estaba en multitud de ocasiones.
¡Le he echado tanto de menos, Eva! Palpaba su ausencia, su protección me faltaba, su escucha casi desde el autismo que ahora comprendo... Esa escucha transigente que no ponía el grito en el cielo cuando yo le hablaba de habitaciones de hotel y mezclas de humos y de ojos bonitos. No de los suyos que hoy recuerdo preciosos.





Voy encajando las piezas del puzzle. De su puzzle complicado que yo no entendía.
Sabido es que la vida intenta buscar el equilibrio de los acontecimientos, eso dice Jose Antonio. Esto forma parte de mi Teoría del Círculo, y es el último regalo que me da mi cosmos y que por supuesto agradezco de manera humilde. 
Mi teléfono lleno de lágrimas cuando leí que quiere recuperar nuestra amistad y que como yo, se ha dado cuenta de que nos necesitamos. De que a pesar de confusiones de sentimientos, esta amistad es importante para él. Para mi,  primordial (él escucha como tú).

Recordó otra vez lo de Cáceres, y ese Womad en el que yo olvidé las gafas para ver todo. Para verle a él.
Superado y aceptado mi descreimiento para con algunas cosas ayer, alguien que no esperaba y de una manera que tampoco imaginé, me dió una caja con un lazo grande. El mejor de los regalos, de una de las mejores personas: quiso enseñárseme por dentro. Demostrando que hay buenos sentimientos por el mundo, que no todo es egoísmo, que la amistad existe, como cuando una era ingenua, y de vez en cuando las personas ejercen de corazón.

Una de las preguntas que Ginebra a día de hoy me sigue haciendo es si es filántropo o misántropo. Tiene dudas el amantísimo de lo humano. Las botellas de vino se morían de angustia a nuestro lado porque nunca llegamos a una clara respuesta. La ambigüedad era nuestra máscara.


Al anochecer ya metida en la cama rezando por el verano, me rebauticé como filántropa absoluta y neoingenua. Volviendo a creer en la amistad dí una vuelta con Morfeo, el que no desafina, por mis jardines verdes de conejos con mucha prisa y Reinas de Corazones gritando: ¡Que le corten la cabeza!.

Amiga, te adoro.




http://www.ferialibromadrid.com/

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