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lunes, 20 de mayo de 2013

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD...

Acompañé al Inem hace días a Antonio a hacer unas gestiones.
Lo que voy a contarte es verídico Eva. El personaje es real. No hay aliños de la imaginación ni alteración alguna de los hechos. Mi retorcida mente no podría inventar un tipo semejante al que teníamos sentado delante. Nunca olvidaré la siguiente secuencia.
Permíteme te ponga en situación:

ESCENA :Una oficina del Inem cualquiera. El Juanan se persona en la oficina el día citado con antelación. Allí se encuentra con un amigo de la juventud.

El Juanan
mide metro ochenta. Es moreno. Tiene un tatuaje taleguero en el brazo derecho. Viste camisa negra sin mangas, vaqueros desgastados y botas de cowboy. No sé exactamente qué colonia usa. Ese día olía a una especie de eau de Amstell. Eran las doce de la mañana. Alguna pulsera de algo más de medio kilo, de plata, le brilla en la muñeca. La cara afilada, curtida por la vida. Sin apenas carne en las mejillas, nariz aguileña y ojos desconfiados. Después de saludarse los amigos con la vergüenza y obligación que supone no haberse visto en años, Juanan le dice a su colega:

"Pos"aquí estoy. Que me han "citao" hoy. Que en mes y medio entro pa´dentro. Un año y nueve meses me caen. Por maltrato. Que yo no he pegao a nadie. Que ahora he estao hablando con ella. ¡Me cago en San diós, luego dicen que las matan, tronco! Si estoy con ella p´arriba  y p´abajo, que si te quiero , que si no se qué. Vete a recoger al niño. Se me ha roto la nevera, ven a verla. O sea que estás diez años conmigo, te vas con otro y ahora te quiero y ven a verme mi amor.¿? Que te arregle la nevera el otro, ¡no te jode!... Están locas las muy guarras, y ahora, lo que te digo, todo el día juntos, tío. Menos follar, de tó."

VERÍDICO.

El compañero de Juanan en el arrullo que le prestaba la escucha vergonzante pretendía que el asiento lo tragase hasta desaparecer de allí, porque al Juanan no le importaba nada que la audiencia que tenía detrás se desayunase tardíamente sus alaridos (Todavía se da la vuelta y nos mete un navajazo-dijo alguien).
Juanan le explicó al colega, dónde estaba el resto de la pandilla:
"¿¿El Largo?? El Largo, el cabrón está en Zamora con una piba que ha conocido que está "montá". ¡No da palo al agua! Tiene que tener una polla así porque yo no lo entiendo con lo feo que es el hijoputa..."
El amigo del Juanan no sabía dónde meter su cabecita y sólo asentía con ésta.

"¿Te acuerdas del Tocho? El Tocho, tío. El Tocho murió. Se pasaba mucho. Estuvo de fiesta, se pegó el último homenaje y sobredosis, ¡a tomar por culo!.
El Rubio, ¿te acuerdas de él? Ahora entro con él, en un mes. El rubio está preso por droga en Aranjuez, estaba metido en historias de cocaína. Yo no. Yo hace que no fumo canutos... ¡Años, años!
Si es que... la mayoría de esa época o están presos o ...no están. Muertos. Muertos." 
El Juanan baja la mirada cuando dice esto último. Pierde la vista en el suelo de gress de la sala de espera. Suspira.
"Y aquí en esta puta mierda de Inem que no hay trabajo. El BMW ahí lo tengo en la puerta de casa muerto de la risa, sin poder echarle gasolina. Me ha "traío" un colega, le he dado diez pavos y ahora se ha ido y me ha "dejao" la furgona... Así que...
Por lo menos en la cárcel cobro paro, tengo cama, comida,... eso es como la mili."
VERÍDICO EVA. No sabría decir qué fue lo que más me escandalizó de todo el monólogo:

"He visto al Lonchas en el bar, que hacía mucho también que no lo veía. ¿Te vienes al bar? A mí todavía me queda un rato. Va por el 90 y tengo el 102. ¿Quieres una birra? Venga te invito. Yo ya me he"tomao"una. ¿¡No bebes!?  ¿Qué no bebes???"
Nadie pudo escuchar la voz del amiguete cuando le dijo que no bebía, y que no gracias, que ya era su turno. El Juanan sonriendo se levantó del asiento y salió de la oficina en lo que le supuse su liturgia habitual.

El Juanan se fue al bar, donde dice que antes le salían los trabajos, a recordar épocas de bonanza. En la cabeza no paraba de rumiar todo lo que había contado a su amigo, y a ocho filas más. Le entristecía su vida, hacía un balance mental amargo de todos estos últimos veinte años. A pesar del sufrimiento silencioso que sentía-cosa que no le dijo a su amigo mientras charlaban- se obligaba a recuperar la impronta de tipo duro en su cara. Los chicos no lloran.

A los veinte minutos volvió el Juanan del bar y vió que no estaba su amigo.
Se fué a su otra oficina de empleo una vez más.

El compañero de parranda de Juanan esa tarde tuvo un ataque de ansiedad en el sofá de su casa después de comer acordándose de la escena.

Yo de regreso a casa no podía dejar de pensar en este individuo. Sobre todo en su mujer.
Ahora busco trabajo.
De manera activa...










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