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lunes, 29 de septiembre de 2014

LA NIÑA QUE NO SABÍA VIVIR SIN AMOR

Terminó la época estival si es que alguna vez hubo verano. 
Regresan a casa-llegan temprano-las ansias de playa, las ganas de verte a solas y desnudarme (conservo los andrajos de la apariencia social con maestría delante de casi todos), la desesperanza de no haber visto a mi hermana pequeña...


Vacaciones laborables, LABORIOSAS, elaboradas.. . Caigo en la cuenta de la fecha en la que nos comunicamos por última vez y cualquier simpatizante de nombrar a las cosas de otra forma, diría que el tiempo que he tardado en escribir ha sido el mismo  que se invierte cuando te mudas de universo.





La niña que no sabía hacer ni un powerpoint ahora vive de eso. Irónico, ¿verdad? Habla de Psicología y de Salud, estudia y analiza la palabra con ferviente y enfermiza pasión, intenta escribir libros, ¡¡¡incluso te monta un sarao!!!  Y es tan feliz porque hace lo que quiere, que varios vecinos de la comunidad le han denunciado por lo penal, el pasado semestre.


La niña que no sabía vivir sin amor (a veces con un poco de atención romántica le bastaba), es una leona que sólo se protege cuando el peligro es real. Rara vez en su vida vió una estampida de elefantes.


La niña que sólo ponía excusas para no admitir que sentía miedo, reconoce cuándo está aterrada, se calza las botas de andar por el fango de lo desconocido y ahora camina con desparpajo y sin brújula por la vereda de la incertidumbre. Si viene el lobo, le sirve un tequila. No recuerda en qué momento olvidó que el mueble-bar estaba repleto de alcohol.


La niña que omitía su opinión, casi siempre por fuertes dosis de soberano desprecio, en la actualidad entiende que emitir-se y entender-se de forma eficaz es la clave del respeto por uno mismo.


La niña que no sabía llorar...ya comprende cómo hacerlo y sabe que es necesario llorarlo todo, ahora que escucha la música de sus carcajadas.


La niña que no perdonaba, no lleva cargas. Ni culpas, porque se ha indultado, ni mochilas ajenas. Ha vaciado la suya de mierda y sólo la llena de recursos, de soluciones.


La niña que quería ser mujer,  ahora tiene suficiente con reír, bailar, abrazar y preguntar como una niña.


La niña que no sabía querer, conoce perfectamente la semántica del amor, del deseo, del anhelo, de la estima, de la veneración... Y, ejecuta correctamente.


La niña que no sabía qué hacer ,en tiempo presente Eva, es pura acción.

                                                                                                                                           













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