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miércoles, 1 de abril de 2015

TODO LO DEMÁS ES CIRCO

Círculos, ciclos y norias. Montañas rusas que el tiempo convierte en caminos llanos. Y al mayor deporte de riesgo, sin pestañear, le encasquetamos el eufemismo  vida.
Cansada de farsas ajenas, de películas con el mismo protagonista, nudo y desenlace.
Lejos de Madrid no duelen sus calles. Recuerdos enterrados con su extrema unción y todo.
La vida es más tranquila sin jugar. Eso sí, mucho más aburrida.
La enfermedad de la nostalgia, curada.
El irremediable vicio de meterme en líos, fraguándose. El último capricho sonríe y se para mi mundo. Y la imaginación hace el resto.
Atrás quedaron piratas cantores, piratas platónicos y piratas de los chinos, plagios con garfio de plástico.
Ya no sangran las fechas importantes en el calendario; la parte derecha del cerebro, de la que todo el mundo clínico pasa (salvo Oliver Sacks), la más importante, ignora el color de vidas anteriores.
Planes, idiomas, viajes, sueños, MAR...
Mirar hacia tu espalda, de repente, para ver hacia dónde van tus pasos. Conseguir que la perspectiva agache la mirada. Acercarte a la verdad...
Y la verdad que ahora no amarga es que las curvas fueron sorteadas con la mejor de las maniobras. Que mi hogar y mi cobijo está construido tal y como una quiere. Que la Misantropía es una loca que me acompaña y a la que dejo hablar poco, salvo cuando compartimos una copa y le permito que desembuche sobre todos mis congéneres. Habla entonces de la realidad del amor, de la falsa compasión, de egoísmo y sobre todo de egocentrismo: BASTA YA DE CIRCOS, me dice. 


Y yo replico que no, que confíe, que tenga fe. Que el espectáculo debe continuar, a pesar de tanto sobreactuado actor y tanto payaso llorón. Aunque sea sólo porque nuestra sonrisa sigue encendida. 
Propongo una solución: Veneno. Kiko Veneno.

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